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¿Quién cuida?

Dado el aumento de la esperanza de vida y el cambio de las redes sociales, la atención adecuada para las personas mayores se está volviendo cada vez más difícil de organizar. Una red de los principales centros de investigación demográfica de Europa, Population Europe, ha realizado un resumen de políticas que aborda la necesidad de garantizar dicha atención, apoyando tanto a los cuidados como a sus cuidadores.

Numerosos factores han llevado a una disminución en la disponibilidad de cuidadores para un grupo creciente de personas que necesitan atención. En primer lugar, la disminución de la fertilidad ha dejado a las personas con menos miembros biológicos de la familia. Simultáneamente, los modelos familiares diversificados también han ampliado las estructuras de parentesco directo, incluyendo relaciones más distantes o no biológicas. Además, las relaciones que se mantienen pueden estar menos dispuestas o incapaces de brindar la atención necesaria. Por un lado, la urbanización y los movimientos migratorios han puesto una distancia física entre los familiares que puede hacer que los los cuidados sean imposibles, poco prácticos o incluso no se deseen, ya que la distancia también puede debilitar los lazos que inspiran el cuidado. Los cuidadores potenciales se enfrentan a mayores demandas de su tiempo. A medida que aumenta la participación femenina en la fuerza laboral y crece la dedicación al empleo, hay menos personas disponibles para brindar atención y cuidado. Las personas mayores con un cónyuge o pareja vivos y más hijos y/o hermanos vivos tienen mayor oportunidad de ser atendidos por sus seres queridos, pero estas condiciones se están volviendo menos comunes.

«Una demanda creciente del cuidado en el contexto social de las redes sociales más pequeñas podría crear tensiones entre generaciones y exponer a los grupos más vulnerables de personas mayores a un déficit de cuidado importante si no se garantiza el apoyo público», afirma el informe.

A las dificultades inherentes para garantizar el cuidado informal se agregan condiciones inestables para los cuidados formales. El informe exige calificaciones estándar y estándares educativos comunes para cuidadores profesionales que incluyen la transferibilidad de las contribuciones a la seguridad social y el reconocimiento de las calificaciones más allá de las fronteras. Dichos controles son necesarios tanto para garantizar la seguridad de las personas bajo cuidado como para las condiciones de trabajo de los cuidadores.

La discriminación por edad también se observó como un factor obstaculizador, ya que los estereotipos negativos hacia los ancianos pueden contribuir a la devaluación del trabajo de cuidado tanto informal como profesional. El género también juega un papel importante, ya que las mujeres tienen más probabilidades de brindar cuidado, tanto a sus hijos como a otros familiares, y es más probable que la requieran (debido a una mayor esperanza de vida). El informe sugiere buscar formas de considerar los períodos de cuidado informal como contribución a la seguridad social.

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