Living with Robots, de Luisa Damiano y Paul Dumouchel, propone el estudio de la robótica social como una forma de antropología, así como una rama de la ingeniería. Los autores prepararon el siguiente argumento resumido para STI.
«Empatía artificial» es un término que introdujimos en referencia a la robótica social contemporánea, cuyo objetivo es diseñar y construir robots que puedan interactuar con los humanos sobre la base de intercambios emocionales. El objetivo perseguido por esta línea de investigación no es simplemente crear un nuevo tipo de máquinas: «máquinas sociales». La investigación sobre la empatía artificial también es impulsada por la ambición más amplia de inaugurar una nueva fase en la evolución humana: la era de la coevolución entre humanos y una especie social artificial. Este proyecto consiste en la construcción de robots que, en lugar de ser simples herramientas a nuestro servicio, pueden funcionar como interlocutores: robots que son «interlocutores sociales». Los escenarios anticipados, tanto de la ficción como en la ciencia, presentan agentes robóticos que son capaces de integrar la compleja red de relaciones humanas y de poblar la vida cotidiana, basada en su capacidad de interactuar a través de señales compatibles con las señales sociales humanas. Entre estas señales, la robótica social reconoce el papel central de las señales afectivas. Los investigadores ven la capacidad de los robots de comunicarse emocionalmente con los humanos como la condición esencial que estas máquinas deben satisfacer para que sus usuarios los perciban y traten no como simples objetos, sino como otros actores sociales, como sujetos dentro de la interacción.
Actualmente, la robótica social ve a estos robots principalmente como «colaboradores». Es decir, están diseñados e implementados como agentes artificiales destinados a diversos roles de servicio dentro de diferentes ámbitos de nuestras ecologías sociales, desde entornos domésticos hasta espacios públicos. Los principales sectores seleccionados incluyen no solo entretenimiento, ventas e información, sino también asistencia y mediación. Los agentes robóticos de la generación actual incluyen mediadores terapéuticos y educativos para niños con necesidades especiales, asistentes personales para ancianos, para ayudarlos a mantener su autonomía y entrenadores en programas de rehabilitación cognitiva y motora. Normalmente, estos agentes artificiales no están concebidos para sustituir, sino para apoyar o ayudar a los operadores humanos. Los prototipos actuales tienden a producir resultados de interés y a generar dinámicas humano-robot cuya comprensión es uno de los principales desafíos de la investigación contemporánea. Sin embargo, la capacidad de estos robots sociales para involucrar a los agentes humanos en la dinámica de la comunicación emocional lleva la investigación a explorar la posibilidad de confiarles roles más significativos socialmente.
La dimensión exploratoria es fundamental para la empatía artificial. La robótica social integra explícitamente esta dimensión genuinamente científica, que desde los primeros tiempos de la cibernética caracterizó la ingeniería de los «artefactos cognitivos». Cada agente artificial diseñado para interactuar socialmente con agentes humanos expresa un conjunto de hipótesis sobre la emocionalidad y la socialidad humana. La introducción de uno de estos robots en cualquier contexto social dado es equivalente a un experimento científico, una prueba de estas hipótesis, y como consecuencia constituye también una investigación sobre quiénes somos. Por lo tanto, argumentamos que la robótica social debe entenderse no sólo como una rama de la ingeniería, sino también como una ciencia de la naturaleza humana, una forma de antropología sintética. De hecho, al desarrollar máquinas capaces de comunicarse con nosotros a través de nuestras señales sociales, esta ciencia nos ofrece un nuevo ángulo de autoobservación: abre un nuevo camino hacia el autoconocimiento.
Además, como argumentamos en Living with Robots, los agentes robóticos sociales, además de funcionar como un medio de autoconocimiento humano, también son un medio de transformación humana. El experimento que representa la robótica social nos cambia inevitablemente a nosotros y a nuestro mundo al revelar, amplificar y reorientar ciertos aspectos de la socialidad humana. ¿Cuáles serán estos cambios? ¿Cómo cambiará la sociedad humana? Todavía no lo sabemos ni lo entendemos, porque estas modificaciones son inseparables del proceso por el cual llegaremos a conocernos y comprendernos mejor a nosotros mismos y a nuestro cambiante universo social. Este círculo, que no es necesariamente vicioso ni virtuoso, está lejos de ser una paradoja. Gaston Bachelard demostró hace mucho tiempo que la ciencia descubre el mundo transformándolo y, como argumentó Gilbert Simondon, «lo artificial es la naturaleza inducida». Este círculo es el desafío que la robótica social nos impone.
Luisa Damiano y Paul Dumouchel.
P. Dumouchel y L. Damiano, Living with Robots, Harvard University Press, 2017; Versión italiana publicada por Raffaello Cortina, 2019; Versión coreana publicada por HEEDAM, 2019; Versión original en francés publicada por Seuil, 2016.