ICON-MENU-2023

Cómo poner la economía española en forma para luchar

El economista Antonio Argandoña advierte que "no está mal" no es lo mismo que "bien", en términos de la situación económica española.

El Periódico de Catalunya publicó el 11 de septiembre un artículo de opinión de Antonio Argandoña titulado «La salud de nuestra economía» en el que el profesor de economía del IESE advirtió contra la complacencia en el ambiente económico actual.

Describió una situación en la que las cosas van bastante bien, pero se debilitan y no están a la altura de los grandes desafíos. Comenzó señalando que la economía española es más fuerte hoy que cuando se dirigía a la recesión en 1992 con una balanza comercial altamente negativa. Sin embargo, hoy existen razones por las que preocuparse que, aunque pueden no ser graves individualmente, podrían sumar algo preocupante. El PNB y la creación de empleo han aumentado recientemente, pero todavía están en una tendencia decreciente, señaló, y las inversiones han crecido, pero menos que los impuestos. El paisaje industrial es menos que ideal.

Señaló que los mayores desafíos vienen de fuera del país, nombrando a Alemania, Italia y el Reino Unido con su escenario mercurial del Brexit. Entonces, si bien puede parecer natural considerar estas influencias externas como las soluciones, dijo, eso sería un error. Recomendó que España limpie primero su propia casa. Advirtió en contra de estimular el consumo privado a costa de aumentar la carga de la deuda de los hogares. El sector privado, afirmó, está en buena forma para seguir avanzando lentamente, pero no puede manejar nada demasiado exigente. Tampoco se pueden esperar medidas hercúleas del gobierno con respecto a la economía. No menos importante porque ni siquiera está claro quién gobernará, y mucho menos cómo.

Así que no deberíamos afirmar fácilmente que las cosas no van demasiado mal, dijo, porque hay mucho por hacer. Según Argandoña, el importante sector inmobiliario aún no ha vuelto a la fuerza completamente, y el mercado laboral requiere un tipo de reforma profunda que nadie parece siquiera contemplar. Además, el progreso inexorable de la tecnología requerirá que las universidades y las academias técnicas también innoven. Es un buen momento para examinar los fundamentos sobre los que descansan las estructuras productivas españolas, alentó.

COMPARTIR